Terapia de Frecuencias

Los Pioneros de la Terapia Vibracional

Royal Raymond Rife (1888-1971)

Fue un brillante científico que descubrió las frecuencias que neutralizan los virus, incluso el cáncer. Después de estudiar en Johns Hopkins University, desarrolló la base tecnológica usada hoy en óptica electrónica, radioquímica, bioquímica, balística y aviación. Fue Rife quien prácticamente estableció los pilares de la medicina bioeléctrica. Recibió 14 reconocimientos y honores importantes y el Doctorado honorario de la Universidad de Heidelberg.

Dado que Rife era autodidacta, intuitivamente buscó las respuestas más allá de las rígidas estructuras de la ciencia. El fue un maestro en cuanta disciplina desarrolló, dada su capacidad intelectual, y la habilidad y conocimientos de un equipo extraordinario de científicos y técnicos.

En 1920, Rife había terminado de construir el primer microscopio para virus del mundo. En 1933, había perfeccionado esta tecnología y construyó el increíblemente complejo Microscopio Universal, el cual tenía casi 6.000 diferentes partes y fue capaz de amplificar objetos a 60.000 veces su tamaño real. Los microscopios electrónicos ordinarios matan instantáneamente cualquier cosa que enfocan, pudiéndose observar tan solo restos momificados. Lo que el microscopio de Rife puede ver es la animada actividad de los virus viviendo y sus cambios cuando se acomodan al nuevo ambiente, reproduciéndose rápidamente en respuesta a los agentes carcinógenos y transformando células normales en células tumorales.

Efectuó 20.000 intentos de transformar células normales en células cancerosas.

Tuvo éxito y creó 400 tumores a partir del mismo cultivo. Documentó cada uno, filmando y fotografiando meticulosamente. Llamó al virus del cáncer ‘Cryptocides primordiales’. Rife hizo visibles a los microbios sin matarlos y los observó en plena actividad invadiendo tejidos. Para matar los virus usó del mismo principio que los hizo visibles: la resonancia.

Rife incrementó su oscilación natural hasta que se deformaban y desintegraba por estrés estructural. Rife lo llamó Frecuencia Oscilatoria Mortal, la cual no dañaba los tejidos circundantes.

Este principio puede ser ilustrado usando una nota musical intensa para hacer estallar una copa. Dado que cada molécula en la naturaleza tiene una frecuencia de resonancia diferente, solo el cristal se rompe, nada mas.

Durante muchos años Rife descubrió las frecuencias que destruía herpes, polio, meningitis espinal, tétanos, influenza y un inmenso número de organismos nocivos. En 1934, la Universidad del Sur de California, comisionó un comité de investigación medica para llevar pacientes de cancer terminal a la clínica de Rife.

Tras 90 días, el 86,5% habían sido completamente curados. Se ajustó el tratamiento y el resto de los pacientes también se curo en las 4 semanas siguientes.

El porcentaje de éxito utilizando la tecnología de Rife fue del 100%.

Rife fue honrado por 44 autoridades médicas de EEUU con un banquete llamado ‘El fin de todas las enfermedades’.

Sin embargo, en 1934 empezaron de suceder calamidades a su alrededor: (1) el primer incidente fue el robo gradual de componentes, fotografías, películas y notas del laboratorio de Rife. El culpable nunca fue hallado. Entonces partes de las 5.682 piezas del Microscopio Universal fueron robadas. Poco antes, un incendio intencionado había destruido el multimillonario laboratorio Brunett en New Jersey, justo cuando los científicos se estaban preparando para anunciar la confirmación del trabajo de Rife. Pero el golpe final vino luego, cuando la policía confiscó ilegalmente lo que quedaba de los 50 años de investigación de Rife. De repente las publicaciones médicas rechazaron publicar cualquier artículo, respecto a la terapia de Rife. Por consiguiente una generación entera de médicos nunca han oído hablar de los adelantos de Rife.

La conclusión inevitable alcanzada por Rife, fue que su trabajo y descubrimiento a lo largo de su vida no solamente habrían sido ignorados sino enterrados con él. Rife cesó de producir y consumió el resto de su vida en alcohol. Así alivió el dolor y su aguda conciencia de la mitad de un siglo de esfuerzo inútil, ignorado, mientras el sufrimiento innecesario de millones continúa. Afortunadamente su muerte no fue el fin. Unos pocos doctores e ingenieros reconstruyeran sus instrumentos y mantuvieron su genio vivo. Existe Una gran variedad de instrumentos de frecuencias de Rife con diferencias en diseño, calidad y coste. (2) (3)

(1) https://www.frequenz-therapie.com/es/blog/dr-royal-raymond-rife

(2) https://sonopuntura.wordpress.com/2011/12/27/royal-raymond-rife-encontro-la-cura-del-cancer-con-frecuencias-en-1930-que-no-caiga-en-el-olvido/

(3) https://www.royal-rife-machine.com/Royal-Rife.htm

 

Dr. Carolyn McMakin

The Resonance Effect. How Frequency Specific Microcurrent Is Changing Medicine.

Este libro es el inspirador relato del desarrollo de un tratamiento increíblemente eficaz que utiliza un dispositivo de microcorriente de frecuencia precisa que aprovecha la capacidad del cuerpo para responder a frecuencias específicas para abordar una amplia gama de problemas de salud, incluidos el dolor crónico, la inflamación, los trastornos neurológicos y las enfermedades autoinmunes.

“Así como la buena música puede resonar profundamente en el alma, los campos eléctricos oscilantes también pueden resonar profundamente en la fisiología y la bioquímica. Y, como sucede con la música, lo que cuenta no es la fuerza de la señal, sino su frecuencia”.

McMakin desarrolló y explica en su libro la ciencia detrás de la terapia de Microcorriente de Frecuencia Específica (FSM), detallando cómo ciertas frecuencias pueden apuntar y tratar condiciones de salud a través de la tendencia natural de las células a resonar con frecuencias específicas, lo que lleva a una restauración del equilibrio y la función de los sistemas del cuerpo y una curación profunda a nivel celular.

Dr. McMakin proporciona protocolos detallados y comparte numerosos estudios de casos y testimonios de pacientes que han experimentado resultados notables con la terapia FSM, lo que subraya la eficacia de este enfoque para afecciones difíciles de tratar como la enfermedad de Crohn, el dolor nervioso, la fibromialgia, las neuropatías diabéticas, el dolor muscular, la reparación de lesiones, el dolor en las articulaciones, el dolor lumbar, el dolor de cuello, el dolor por cálculos renales, la enfermedad hepática, las heridas diabéticas, las lesiones cerebrales y de la médula espinal, el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión, el herpes zóster, el asma crónico, los quistes ováricos, las adherencias abdominales, las cicatrices y más: todas responden a frecuencias específicas sin efectos secundarios.

”En el proceso de desarrollo de este trabajo, McMakin ha brindado alivio a innumerables pacientes que anteriormente no podían obtener ayuda para su dolor crónico y pérdida de  función  debido  a  lesiones,  enfermedades  o  cirugías.  Incluso  ha  podido  revertir diagnósticos desalentadores y a veces fatales al brindarle a los sistemas inmunológicos de los pacientes un gran impulso, para que el cuerpo pueda recuperar sus poderes de autorregulación y autocuración. A menudo, sus tratamientos han llevado a pacientes crónicos a una recuperación completa de una condición “sin esperanza”. 

James L. Oschman, Autor de Energy Medicine: The Scientific Basis

 

”Como cultura, estamos de acuerdo en que los fármacos y determinados nutrientes afectan a la función celular y a la salud del organismo, aunque se desconoce el mecanismo de acción de la mayoría de ellos. Existe una conciencia inconsciente de que todos han acordado un paradigma químico como modelo de “cómo funciona el cuerpo”. Pero los productos químicos están formados por átomos y moléculas que son de naturaleza electromagnética. Como cultura, todavía no tenemos idea de que las señales electromagnéticas de una frecuencia específica puedan cambiar los receptores celulares, la función celular, la estructura celular y la salud. La investigación biofísica moderna tiene una comprensión clara de cómo responde el cuerpo a la resonancia”.

Carolyn McMakin